Los hombres que comen tofu lo hacen para demostrar que son lelos

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  • La Universidad de Tongo del Sur ha conseguido relacionar la ingesta masiva de tofu y de soja en general, con una patente falta de riego.
  • La «turra de los sojas» contra la carne roja se debe a una falta de testosterona provocada por el abuso de productos tóxicos como el tofu.
  • La soja se relaciona falsamente con una superioridad moral de quién ha perdido el juicio junto a las gónadas.

Una reciente investigación llevada por el equipo de Manflorología de la Universidad de Tongo del Sur, afirma que todos aquellos varones cebados con tofu y otros derivados de la soja, lo hacen para demostrar que son lelos antes sus potenciales parejas.

El director de la investigación, el italiano Raffaello della Mortadella, afirma categóricamente lo siguiente: «No hay ningún ser humano racional que pueda sostener seriamente que la soja y sus derivados sean comida. Ni mucho menos que puedan ser sustitutos de la carne. Que hayan individuos que sostengan tal cosa e intenten convencernos no es más que vender una moto. Los veganos ecologistas son los vendedores de crecepelo del siglo XXI, pueblo a pueblo dando la turra.»

Pero no solamente eso, puesto que su segundo de a bordo, el psicólogo evolutivo Nefrasio Matachana, ha conseguido encontrar un profundo componente psicológico en los insistentes discursos en contra de la carne roja por parte de individuos con patentes carencias: «Se trata de algo tan sencillo como de un componente adaptativo en la mente de esos sujetos. Suelen ser sujetos sin un desarrollo de la personalidad satisfactorio, son personas insulsas, sin capacidad de imponerse ni atractivos para sus contrapartes femeninas. Son el escalón más bajo del sexo masculino. Y por ello comienzan a adaptarse a discursos destructivos que ningún hombre sano podría tolerar. No es extraño su obsesión por comer tofu, soja y otros granos. Desarrollan una identidad de animal de granja. Comen alpiste. E intentan agradar al granjero, usualmente una mujer joven con carencias afectivas que desprecia a los hombres. Creen que podrán caer migajas si le intentan agradar. Y como a las gallinas, lo único que quieren es quitarles los huevos y desplumarlos(…)el problema se encuentra en que en lugar de ser tratados, han conseguido el apoyo de medios de comunicación y lobbies que les retroalimentan ese círculo de autodestructivo. Es como ponerles gruppies a unos adictos.»

Si estas palabras parecen duras, no lo son menos la sentencia del Dr. della Mortadella: «Su esperanza de vida es corta y sus posibilidades de reproducción nulas. Tras años de ingerir absurdas cantidades de tóxicos, disruptores hormonales y de componentes indigestos, esos sujetos se convierten una masa pasivo-agresiva sin testosterona y con un recuento espermártico negativo. Es como hacerle un recuento de licenciaturas a una bola de billar. Además, como decimos, sus facultades mentales también quedan seriamente mermadas, pues al no poder afrontar el círculo autodestructivo en el que se han sumido, pierden toda la capacidad lógica y racional y comienzan a sufrir alucinaciones. Algunos comienzan a sostener cosas como que la lógica y la razón son parte de la opresión blanca heteropatriarcal. A esos los tenemos en una habitación acolchada porque, irónicamente, muerden.(…)Es triste, pero tenemos que apartarlos de la sociedad, pues son altamente inestables.»

La ciencia ha hablado. Hay que comer más chicha y menos grano.

*Este artículo es una sátira con intenciones humorísticas, ningún personaje ni institución citadas son reales. Debe entenderse como una broma, aunque el parecido con la realidad pueda sorprender.

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