Es una pregunta que muchos nos hemos hecho, porque es digno de admirar que una persona que mira todo el día como un gato deslumbrado por los faros de un coche, ostente la portavocía de un partido histérico ( perdón, histórico) como el PSOE. Aunque a veces no es tan dulce como un gato y nuestra portavoz favorita,enseña los colmillos cual jabalí que defiende a sus pequeños lechones Bildu y ERC de los abusos de la extrema derecha y su maldita manía de dejarles en ridículo. Aunque el esfuerzo de Adriana Lastra sea completamente inútil y tanto ella como sus socios terminen escaldados.
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Pero, ¿es realmente Lastra una inútil?
Cabe decir que con personajes como Adriana Lastra es inútil plantearse su capacidad, su formación o si es analfabeta. Sencillamente está ahí porque Pedro Sánchez lo ha decidido. Se conocieron, se cayeron en gracia y hasta aquí ha llegado esa bonita relación entre dos infames botarates con más lagunas que años en la política. Aquí no importan las capacidades ni el desempeño. Bueno, miento,el desempeño haciendo la pelota y cayendo bien, si. El desempeño como servidor público, nada en absoluto.
Algunos se plantearán ¿Es realmente Adriana Lastra inútil? Y como ya he dicho, lo ínútil es plantearse si esta señora lo es o no. Pero no solamente con ella. Plantearse esta pregunta con cualquier político español es una forma de perder el tiempo. Además, una forma poco original, porque todos hemos visto el nivel de alguno de nuestros políticos y pensar cómo puede ser que ese inútil tenga cargo, sea Adriana Lastra, Rufián o el gañán de Teruel.
¿Es Adriana Lastra analfabeta?
Ciertamente, esta señorita no sobresale por su oratoria, ni por sus escritos. De hecho, sus tuits son ejemplos de un nivel bajísimo, tanto cultural como moralmente. Pero el que sea capaz de leer algún discurso mediocre y responder como una choni en el patio del colegio en el Congreso demuestra que no, Adriana Lastra no es analfabeta. Por poco, pero no es analfabeta.
Supondremos que sus tuits los escribe y su cuenta de Twitter la lleva ella personalmente, porque sólo pensar que ese pobre nivel cultural es de un community manager remunerado y no de una cuenta gestionada personalmente, es digno de pensar que Adriana Lastra quizás no sea analfabeta pero tenga el mismo criterio que un ladrillo.
La política española es la quinta esencia del amiguismo y del enchufismo. Aquí, caer en gracia a un tonto con cargo puede hacer del analfabeto y del inútil, diputados, portavoces o ministros. Si además son guapos, incluso presidentes.
A veces pienso que a portavoces como Adriana, los escogen como al ganado, les miran los cuartos traseros, les miran la dentadura y venga, al prado. Y sabiendo de la fuerte tradición de los ganaderos asturianos , quizás Pedro Sánchez pensó que por ser asturiana, se llevaba una vaca lechera, pero se llevó a una pava. Y conociendo el nivel de Pedrito, no sería de extrañar. Lo raro es que durante la pandemia no fuese a comprar mascarillas y volviese con habichuelas mágicas.
La portavoz y sus estudios.
Según cuentan algunos medios, la señora Lastra sí tiene estudios porque llegó a cursar algo sobre Antropología Social, lógicamente sin terminar. Realmente dudo que se pueda decir que ésta haya si quiera empezado dichos estudios, porque si el nivel de Adriana Lastra es el de alguien que ha superado el Bachillerato, apaga y vámonos. Aunque Pedro Sánchez llegó a pedir por Twitter la bibliografía para su tesis doctoral como el que pide kilo y medio de algarrobos en la frutería.
Así nos luce el pelo.
Pero no quiero hacer leña del árbol caído, tenga Adriana Lastra estudios o no, tampoco los necesita. Su oficio solo requiere de tragaderas y poca vergüenza, cualquier formación académica es totalmente secundaria. Lleva con cargos en el PSOE desde los 19 años, bastante que ha estudiado la pobre Lastra, Máster en Cargos Orgánicos y Doctorado en trepa que te trepa. Y no podemos obviar su dilatada experiencia en la empresa privada. Varios meses en la panadería de sus hermanas, aunque dudo que amasando el pan, porque no hay zángano que se levante a esas horas. Quizás la pusieron a despachar baguettes por las tardes, que de baguettes sabe mucho. O de vagos.