Alberto Garzón, Menestro Lisensiado

Alberto Garzón, esa masa amorfa y sin carisma que dirigía esa, otrora, masa amorfa de partido sin sentido que era Izquierda Unida. Ahora todo mezclado en esa cosa llamada Unidas Podemos. Es lo anodino dentro de la nimiedad integrada en el vacío. Pero tiene cargo. Y como todo personaje sin seso ni escrúpulos, Alberto Garzón goza de votos y poder para hacer payasadas desde un despacho oficial. Vamos a ver sus éxitos.

Alberto Garzón, de comunista a Ministro de Consumo

Es gracioso pensar que un personaje que va de comunista acabe de Ministro de Consumo en un país con sistema de libre mercado. Cualquiera con dos dedos de frente en su situación, entendería que lo han puesto allí para reírse de él. La incoherencia entre su fachada de comunista y su cargo para defender los intereses de los ciudadanos españoles como consumidores, es fácil de ver, pero Garzón es resistente a la vergüenza y a cualquier tipo de comprensión mínima de la realidad.

Aunque hay que recordar que Alberto Garzón también iba de republicano y juró lealtad al Rey sin mayor reparo. Un republicano comunista jurando lealtad al Rey para ser Ministro de Consumo en un país capitalista. Si eso no nos hace entender que se están riendo de él a cambio de un cargo, nada lo hará. Pocas humillaciones peores pueden haber.

Pero vayamos a tratar de las últimas «obras de arte» de este sujeto impermeable al respeto por sí mismo.

alberto garzon gilipollas

El Ministro de la Chapuza

Para el poco tiempo que lleva en el cargo y las pocas tareas que puede ejercer, es cierto que Alberto Garzón aparece periódicamente para demostrar su avance en el noble arte de la estulticia. Es de agradecer que tan humillante cargo sea ejercido por un patán con tanto interés en hacer el ridículo. Los graciosos que lo pusieron en el cargo deben partirse de risa cada semana. Los que entendemos la política como servicio público y defensa de los intereses de los ciudadanos, ya nos reímos menos. Pero aún así hay que reconocer que hay momentos de tal incoherencia y ridículo, que aún causando vergüenza ajena, puedes llegar a reírte.

Garzón y la carne roja

El señor Alberto Garzón, como buen Ministro de Consumo, debió entender mal sus responsabilidades y en lugar de defender los intereses de los consumidores, comenzó a querer imponer pautas de consumo. Su Ministerio, teóricamente, estaba para proteger a los consumidores pero lo ha convertido en en un modelo autoritario de «vais a consumir lo que yo diga».

Y así comenzó por ejemplo, a hacer campañas contra el consumo de carne y a malmeter contra el sector ganadero. Mostrando su jeta de cateto ibérico, comenzó a publicar datos retorcidos, estudios sin confirmar y a mezclar las clásicas tácticas de mezclar argumentos distintos para llegar a la misma conclusión.

Para Garzón los españoles debemos dejar de consumir carne porque, por ejemplo, las emisiones de «gases de efecto invernadero» con origen en explotaciones animales son el 14,5% del total global. Como dato suena interesante, pero lo que importa no es el porcentaje ni la contaminación global. Importa, por ejemplo, que el 52% de los gases de efecto invernadero provienen de 25 ciudades. 22 de esas ciudades son chinas. Dar por saco a los españoles para que comamos menos carne y perjudicar al sector ganadero no parece muy razonable cuando podrías ejercer presión para que focos realmente contaminantes dejen de serlo.

Pero no contento con eso y, porque el supuesto argumento de la contaminación podría descubrirse como retorcido, sacó a relucir otro clásico. Los problemas de salud. Garzón afirmó que el consumo de carne está ligado con problemas cardíacos e incluso con la diábetes. Adjunto el fragmento del periódico La Vanguardia:

También recordó que la OMS ha alertado del riesgo del consumo excesivo de carne roja, lo que “puede traducirse en infartos, diabetes y otras enfermedades”. Una dieta rica en grasas, sodio y azúcares “ya provoca más muertes” que el consumo de alcohol, tabaco y drogas.

La Vanguardia

Ligar el consumo de carne roja con la diabetes es digno de estudio. No sé si la OMS afirma tal tontería, pero sería curioso que un alimento fuente de proteínas y sin azúcares produjera diabetes. Pero por asustar que no quede. Y a continuación, sin mentar la carne dice «Una dieta rica en grasas, sodio y azúcares “ya provoca más muertes” que el consumo de alcohol, tabaco y drogas». Es un truco muy básico y cutre. No se cita a la carne pero la idea subyace. Entonces citamos «grasas, sodio y azúcares» y decimos que eso produce más muertes que las drogas. Pero repitamos. La carne no tiene azúcar. Las peores grasas son de origen vegetal y adulteradas, como el aceite de palma o grasas hidrogenadas. Y lo del sodio ni lo comento. Bajo esa afirmación, deberíamos entender que un bollicao produce más muertes que las drogas. ¿Suena ridículo? Pues es más cierto que lo de la carne.

La batalla contra el aceite de oliva

Otra obra de Garzón fue encargar el diseño de «un semáforo nutricional» para los alimentos que fuese más fácil de entender para el público general y decirles si un producto es saludable o no.

Esto ya había sido diseñado e implantado por muchísimas empresas privadas. Así que el Ministro quiso diseñar algo que ya existía. Y el problema es que su diseño era peor que los anteriores. Así obteníamos que, sencillamente por calorías totales y «gramos de grasas», el aceite de oliva sería calificado de alimento muy perjudicial pero la manteca de cerdo tendría una mejor valoración. Y luego ese mismo elemento quiere que dejemos de consumir carne y productos animales.

El zumo de melocotón, pornografía televisiva

Pero la payasada más reciente del Ilustre Gañán es la de pretender prohibir los anuncios de dulces, bollería, zumos y otros productos azucarados en horario infantil. Según él, se debe hacer «para proteger a los menores». Porque es por todos sabido que un anuncio de donuts visto por un niño puede producir que posteriormente ese niño se convierta en un adulto obeso asesino en serie y maltratador de mujeres.

Es gracioso, ciertamente. Sobre todo porque este sujeto que quiere prohibir anuncios de dulces como si fuesen pornografía, comparte partido y gobierno con gente que organiza «talleres de sexualidad» a niños casi de preescolar o que legislan para que menores puedan hormonarse y castrarse sin autorización paterna. Por no hablar de hacer del aborto «un derecho» al que deberían poder acceder sin restricciones, también menores de edad. Esta misma gente que defiende éstas barbaridades luego se ponen exquisitos y no quieren anuncios de zumos de melocotón porque tienen mucho azúcar.

Entradas recientes

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies